lunes, 16 de junio de 2014

El extraño placer de cambiarlo todo



Todo está inventado, y aún así, los cubanos nos aferramos a seguir cambiándolo todo (o casi todo), y que conste, prefiero referirme principalmente a nombres, términos y conceptos.
Un nuevo aniversario casi se cumple de haberse celebrado en nuestro país, luego de unos largos y transformadores catorce años, el Sexto Congreso del Partido Comunista. Entre otras novedades acontecidas allí, fue aprobado el Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aunque a la larga sea sencillamente un plan de ajuste y revitalización de la maltrecha economía de la isla, sacudida primeramente por la fuerte crisis económica de los años noventa, donde apenas teníamos qué comer o calzar, y luego por las sucesivas debacles económicas ocurridas a nivel internacional.

Tres historias de esperanza




Son estas tres historias de esperanza, no digo más, porque no hay otra forma de denominar la manera en que estos tres jóvenes han decidido perseguir un sueño hasta atraparlo, y cómo se han negado rotundamente a dejarlo ir. Los sueños son así de escurridizos, pero ellos han sabido ser más veloces.

Son estas tres historias de esperanza, de las que han de escribirse con letras mayúsculas y en dorado para que causen más impresión, de las que pueden enseñarse en las escuelas como ejemplo, de las que bien contadas o bien vividas pueden hacernos llorar.